lunes, 8 de febrero de 2010

la princesa que no creia en los caballeros azules...

Habia una vez una princesita, que no creia en los cuentos de hadas...por su vida habian pasado grandes caballeros, altivos, narcisistas, prepotentes y arrogantes que simulaban a la perfeccion el ideal de principe azul que ella creyo un dia...Ella pensaba que si hacia lo que la decian, que si no protestaba y era todo aquello que esos caballeros querian, la acabarian amando y por fin tendria un final de cuento de hadas. Por eso se esforzo mucho, y cada vez que uno de esos caballeros, que parecian tan importantes, la ignoraba, ella se esforzaba mas y mas, para lograr su aprobacion.
Incluso un dia, llego a creerse todo aquello que ellos la decian, y empezo a sentirse cada vez mas pequeñita, fragil y poco importante.
Intento cambiarles para que asi no la hicieran daño, pero cuanto mas lo intentaba, mas daño la hacian y mas pequeña se sentia, hasta un dia en el que las lagrimas fueron demasiado grandes y ella demasiado pequeña, y sus lagrimas casi la ahogan.
Se dio cuenta que habia mas tristeza que alegria en su vida, que el dolor era mas grande que el amor, y que apenas tenia fuerzas para seguir respirando tal y como estaba, su voz era tan debil, que ni si quiera podia pedir ayuda, y no tenia fuerzas para levantarse de la ultima humillacion que el ultimo caballero la habia hecho.
Sin voz, ni fuerzas y solo con sus lagrimas y dolor, dejo a aquel caballero que apenas se parecia ya a su principe azul, y empezo a caminar...
A veces no sabia por donde ir, otras veces la piedras del pasado le impedian continuar, pero pese a eso siguio andando. Tropezo, con el mal querer, con la dependencia, con su minima autoestima, con el miedo a lo desconocido, con el no quererse a uno mismo, con el perdon, con la culpa, con la rabia, con la impotencia, con la frustracion...y cada vez que tropezaba, se levantaba siendo un poquito mas alta.
Pero sin embargo, habia algo en ella que no cambiaba...ya no creia en el amor. Estaba tan decepcionada, tan desilusionada, tan triste por lo que fue y lo que la hicieron, que aunque para ella el amor era lo mas importante, ya no creia ser capaz de volver a amar.
Un dia, en sus paseos matutinos, alguien la hablo del amor y de la confianza, y penso que aunque ya no creia, podria finguir y jugar a eso.
Numero a los campesinos de su pueblo y escogio un numero al azar...Como no tenia nada que perder, no tuvo miedo, y mando un mensajero con una nota en su nombre.
No pensaba que le contestaria, pues los campesinos solian ser rudos y groseros, y penso que al cabo de dos o tres notas, él seria todo aquello que ella pensaba de los hombres y podria resignarse a vivir siemrpe sola.
Sin embargo, fueron mas de dos, y tres y cuatro notas, fueron miles de notas las que cada dia, la unian mas a aquel campesino, y las que la hacian pensar, que quiza aquel hombre vestido de campesino, era mucho mas que los antiguos caballeros, porque ni el tenia que demostrar que era un caballero, ni ella que era una princesa.
Despues de muchas notas, ella se fue a verle...tenia miedo que todo aquello que les habia unidos en las notas, les separase en la intimidad y que la ilusion se acabara en ese momento, pero lejos de eso, no hizo nada mas que empezar.
Se vieron sin disfraces, sin tener que demostrarse nada, siendo puros y libres y se fundieron en un beso de honestidad...
Cada dia, la princesa descubria notas escondidas, que la demostraban que aquel campesino, era el hombre que queria en su vida, que no necesitaba demostrarle nada para ser querible y amada, que no tendria que cambiar nada en él, porque él no jugaba con su autoestima para sentirse superior a ella, que él estaba orgulloso de ella siempre y se lo recordaba cada dia, y sabia que ambos miraban al futuro desde el mismo punto de vista y no tendria que desconfiar jamas de ello, porque compartian los mismos sueños...
Y aunque nunca mas creyo en principes azules, ni caballeros valerosos, se dio cuenta mas alla de sus sueños de la infancia, que en su nueva realidad, donde no tenia que vivir de ilusiones sino de realidades, era posible un final feliz con aquel campesino al que amaba...